Fué edificado por los frailes que asentados en la zona desde el siglo XII. Tras el terremoto de Lisboa de 1755, el edificio experimentó una gran reforma de remodelación y ampliación.
Pocos años después, el monasterio fue protagonista de la Guerra de la Independencia, al establecerse el cuartel general de las tropas francesas.
Tras la desamortización de Mendizábal, en 1835, los monjes acabaron abandonando el monasterio en 1842. Durante la Guerra Civil, fue utilizado como centro de detención por el bando sublevado y, en 1994, se convirtió en Bien de Interés Cultural.