En 1791, recién instaurada en Cáceres la Real Audiencia, la ciudad se vio obligada a construir una cárcel, se ubicó en la calle Nidos junto al Hospital de la Piedad, la entrada al edificio se realizaba por el estrecho y frío callejón de San Benito. Imaginémoslo si aquello era la entrada como podría ser su interior, no en vano cuentan que a las celdas sin luz ni ventilación se las conocían como “galeras”. Anteriormente la ciudad había tenido otras cárceles, una situada en el actual convento de Santo Domingo y otra en el Foro de los Balbos, junto a la torre de la Hierba, que perduró hasta el XIX.
En los años 30, durante la Segunda República, siendo alcalde de la ciudad Antonio Canales, la cárcel de la que disponía Cáceres (la de la Audiencia) no reunía condiciones de salubridad e higiene para seguir alojando en ella a los presos, es por ello por lo que en 1932 Canales comenzó las negociaciones con Instituciones Penitenciarias para construir en Cáceres una cárcel digna.
La actualmente conocida como Cárcel Vieja de Cáceres comenzó a construirse el 26 de febrero de 1934 sobre unos terrenos comprados por el ayuntamiento a un vecino de la ciudad, Carlos Iglesias Caldito. Fueron adquiridos 10.000 metros de terreno a cambio de 4.500 pesetas, los terrenos se encontraban situados junto al camino viejo de Monroy, lo que por aquellos entonces se conocía como afueras de San Blas.
El arquitecto encargado de la ejecución del proyecto fue José Luis Aranguren y el inmueble costó a las arcas municipales más de 2.700.000 pesetas de la época. Tenía capacidad para 145 presos (130 hombres y 15 mujeres)
El complejo se construyó siguiendo las tendencias arquitectónicas de la II República. Se encontraba compuesto por seis higiénicos y ventilados edificios, además contaba con luz y agua corriente, lo que supuso un importante cambio de vida de los presos.
Actualmente el inmueble, que se encuentra integrado en el casco urbano, se halla abandonado tras el traslado de los últimos presos a la nueva prisión en el año 2000 y su cierre definitivo en 2009. Las paredes han quedado como excelentes lienzos para los grafiteros, existen ventanas y cristales rotos, persianas en muy mal estado y la maleza y la basura comienza a cubrir patios y alrededores.
Años atrás el edificio fue ocupado e incluso sufrió varios robos, como el sucedido en 2011 cuando tres individuos entraron por una ventana y consiguieron llevarse el botín de 59 palos de cepillo, 5 escurrideras de fregona, un cincel, una manta, unos alicates, una caja de clips y tres escobillas. Posteriormente la policía les descubrió al encontrar los objetos robados en el interior de un coche, propiedad de la mujer de uno de los acusados. Fueron condenados a ocho meses de cárcel.
Actualmente el edificio depende del Ayuntamiento de Cáceres tras ser transferido desde el Ministerio de Interior, la intención del consistorio ha sido siempre la de rehabilitar el edificio y destinarlo a usos culturales. A pesar de ello existe un gran impedimento que es un convenio firmado en 1992 entre Ayuntamiento y Estado que contemplaba el derribo de la cárcel y la ejecución de un centenar de pisos con un jardín exterior que los distanciase de la avenida Héroes de Baler.
Texto copiado de: http://www.extremaduramisteriosa.com/la-abandonada-carcel-vieja-de-caceres.
Muy ‘bonita’ por fuera y su historia, pero adentrémonos en sus entrañas y veamos como el tiempo va haciendo mella en sus paredes, techos y celdas.
Por fuera la maleza se ha adueñado de todo.
Dentro podemos ver sus misteriosos pasillos.
Sus celdas en ruinas.
La cárcel tiene varios patios en su interior, donde antes los presos podían jugar al furbol o al baloncesto.
También tenían una sala de gimnasio.
La sala de teatro era la que peor estado tenía.
La iglesia, que no se puede olvidar uno de Dios estando entre rejas.
La sala de la televisión, que supongo que sería la favorita de muchos.
Y para acabar, la sala de talleres de arte, donde había esculturas y obras realizadas por los propios presos viendo el pasar del tiempo.